20.2.08

Cúbit y los políticos

Cuando a un político le dan para gestionar toda la zona de Zaragoza que va desde Zalfonada a Santa Isabel, y desde Vadorrey hasta el Puente de Piedra, con decenas de miles de habitantes, se siente muy a gusto porque sabe que es una gran responsabilidad. Está gestionando una parcela política mayor que la de muchos Alcaldes de capitales de provincia de España.
Si además le entregan una zona con grandes carencias, en donde su labor puede dejar huella, aun debe sentirse mucho más a gusto, porque sabe que el trabajo puede ser duro, pero será seguro muy importante.
Que en toda esta zona de la ciudad que ocupan La Jota, Vadorrey, Arrabal, Picarral, Zalfonada, Av. Cataluña hasta Santa Isabel y Barrio Jesús tengan como única biblioteca un autobús semanal es cuando menos doloroso, y si se suma a eso que son decenas las asociaciones culturales, deportivas, de juventud, de mujeres, de AMPAs y de vecinos que han solicitado desde hace décadas cubrir esa carencia, es un reto a cubrir cuanto antes en el siglo XXI.
Por eso cuando yo leí que se nos caía Cúbit aun imaginándomelo desde hace meses, me tuve que revolver del asiento.
No puede ser.
No debe ser.
Con independencia del periodo actual, electoral y de posicionamientos, la necesidad de un equipamiento cultural de calidad en toda esta zona de Zaragoza es esencial. Cúbit, idea de un partido político, pero como todas ellas, realizada con la mejor de las intenciones y no deseando que se asigne a nadie en concreto sino a los ciudadanos que son al final los que la disfrutan, es esencial.
Se llame como se llame.
Ya se que los alemanes no han soportado el ritmo de nuestro Ayuntamiento, y punto. No deseo decir nada más. Pero el futuro nos espera, en nuestro barrio el futuro de los ciudadanos se escribe todos los días, con alemanes o sin alemanes.
Disfrute querida Lola (y perdón), sabiendo que “esa” biblioteca la pudo enderezar usted. No deje que se le escape de las manos y que cuando pase por estos barrios, llore porque no pudo hacerlo.