27.1.09

Tengo una pregunta para usted, Sr. Zapatero. ¿Es bueno el formato del programa?

Este formato de intervención política es, –– hay que reconocerlo –– arriesgado para un político de primer nivel.
El directo por mucho que se utilice un cierto retraso de emisión (o no), tiene que estar muy bien hecho pues de notarse cualquier manipulación, se convertiría en negativo todo rédito político del juego.
Las preguntas por mucho que estén pactadas, se pueden cambiar en el momento de ser hechas. La selección del ciudadano debe ofrecer un perfil creíble. Cualquier manipulación en la selección del ciudadano se notaría y convertiría el programa en un juego negativo.

Es muy fácil caer en la falta de respeto, que se puede entender como positivo por acercar el político al ciudadano, pero también se comete la infravaloración del líder como figura que debe infundir respeto, no sólo ante el votante, ante el ciudadano, sino también ante todos los que le deben obediencia en un Gobierno, algunos con poderes muy fácticos.
No debemos olvidar que el líder es un ciudadano que simplemente dispone de algunas pequeñas herramientas que le hacen capaz de gestionar al grupo porque inspira confianza. Si se desarma su sistema de “parecer” superior, perderá poder de liderazgo ante los grupos que no le desean obedecer con facilidad.

El formato del programa me parece muy atrevido, hay que tener una cintura político y una autoestima muy alta. Más que conocer al dedillo todos los posibles temas.
Creo que el formato antiguo de una intervención institucional produce en tiempos de crisis más serenidad, más efectos positivos, pues se pueden (se deben) ofrecer soluciones como únicos contenidos válidos. Es más seguro inspirar confianza en la sociedad con una intervención medida que con un formato que se puede ir de las manos por cualquier error, a veces inevitable.

En tiempos de crisis, los esperimentos con gaseosa.